Hace unas semanas he tenido la suerte de poder viajar hasta la Ribera del Duero y disfrutar de sus paisajes. Una zona vitícola que visite hace unos años atrás, pero fue un viaje relámpago, y no disfrute mucho del espíritu Ribera, como esta vez. Durante mi estancia visite diferentes bodegas, de diferentes tamaños con modelos de negocio diversos. Uno que quizás más me ha marcado, por ser el unicornio, o no, quizás es un chico normal que tomo una decisión, porque tenia sus razones y los resultados de su esfuerzo, lo resumo aquí.
«Era el peor estudiante», me dijo Francisco Barona. De joven, no le gustaba estudiar, quizás porque no sabia cuál era su pasión, qué es lo que le gustaba hacer. Estaba perdido, casi nada llamaba la atención. Hoy en día la cosa ha cambiado, es una de las personas mas estudiosas de suelos, y viñedo viejo que hay en toda la Ribera del Duero. Nacido en una familia humilde, a los 14 años empezó a trabajar. A parte de ganarse un dinerito, esperaba ansiosamente acabar el curso escolar, para poder ir al campo, y subir al tractor, sitio donde era feliz.
Tras trabajar en varias bodegas de renombre mundial en Francia, Estados Unidos y Sudáfrica, regresó a Ribera del Duero como enólogo en 2009. En Burdeos, se dio cuenta, de que el gran amor de su vida, era el campo, las viñas y decide que quiere vivir de ello. Por eso vuelve a casa, a la tierra donde nació y creció, jugando en el viñedo.
Luchar por tus sueños, tiene su recompensa
Con tal solo 25 años, con todos sus ahorros y sin miedo al fracaso, decide recuperar y trabajar una viña abandonada. Durante aproximadamente 9 años, la cuidaba, la mimaba, sin sacarle nada de rendimiento. Familiares, amigos y compañeros de profesión, no han creído en él, no tenia apoyo, pero Francisco seguía y seguía. Él pensaba por dentro (como el famoso meme): Yo?? Loco?? Debería bajarme del unicornio y darte un guantazo!
La primera añada que ha salido a la venta, fue la 2014. Lo sabia, allí había un tesoro escondido, esa viña lo esperaba. Hoy en día, cuenta con 45 hectáreas de viñedo en propiedad de cepas viejas, de la variedad autóctona, el verdadero clon de la Tinta Fina.

Actualmente esta construyendo una pequeña bodega, en Roa, Burgos, otro de sus sueños de chaval. Sin hacer ruido, en segundo plano, trabajando humildemente, sin parar, Francisco es el presente ya, y sin duda el futuro de la ribera burgalesa. Si aceptáis un consejo, guardar sus botellas y comprar todos los ejemplares que podáis, también lo podría publicar en un tuit, y os pediría que lo guardéis, porque muy pronto se convertirá en un fenómeno del que en el mundo entero se hablará. ¡A tus pies maestro!